domingo, 16 de noviembre de 2008

Sundays don't allways summon sunlight.

Hoy estaba revolviendo el cajón de fotos con mi vieja. Nunca habíamos podido pasar de las dos fotos sin que ella llorara hasta hoy, es decir, después del divorcio.
Cuatro años al fin sirvieron de algo. Se puso mal, sí, pero bueno, no lloró ni se amargó demasiado.

La foto... Un segundo, menos, encapsulado. Un momento enmarcado en una imagen pseudo inmortal. Un recuerdo congelado en un papel. Y estaba pensando, quizás este trauma fotogénico que tengo viene desde allí. Es decir, yo no me acuerdo (o mi mente no quiere acordarse) del pasado en general. Tengo poca memoria de años antes del divorcio. Y la de allí hasta acá es limitada.

Quizás es por eso que mis fotos de ahí hasta acá son pocas.

Por otro lado... Por otro lado. Los dieciséis de noviembre me deprimen.

martes, 11 de noviembre de 2008

Él es Eva y Ella Adán.

Hoy estaba pensando.
Pensando en el hombre y la mujer como entidades en sí mismas.

Lo que quiero decir es que los dos son fascinantes, cada uno a su manera... y no puedo dejar de sopesar la multitud de almas que me rodea y me llena y me atrapa y me devora. Asimismo, el sentimiento de pequeñez se agranda, claro, pero no importa cuando uno delira sobre algo que ya deliraron tantos.

Las mujeres son frágiles en amplios sentidos. Lo sé porque soy una, pertenezo al clan y puedo secretear sobre él. Somos complicadas, vuelteras y demás, aunque cada una con su individualidad se distingue, en el fondo sabemos todo sobre nosotras mismas. Casi ilógico. Estamos plagadas de contrariedades y contradicciones, somos siempre un enigma y nunca decimos todo lo que pensamos, nunca, nunca. Ni la más sincera.

Es común, por otro lado, afirmar la sencillez del hombre, su pragática manera de contemplar la existencia. Pero me son enigmas indescifrables y a mí los misterios me asustan. No puedo confiar, muchas veces, en sus palabras y los siento tan distantes, tan diferentes a mí. No puedo conectar los cables en mi cabeza para entender qué pasa por la suya.

Hablando de otra cosa, muchas veces me siento muy anormal.

Anormal porque expreso lo que siento con total claridad... y los demás parecen no notarlo o no hacer lo mismo. Obviamente que no puedo pretender que el otro actúe como yo, pero uno puede soñar, ¿no? Soñar con entender.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Milena who?

Sometimes I wonder if I'm a real person.

It's a question that crosses my mind often while I try to figure out who I really am inside this mess that fills everything. What I mean is that I tend to be no-one, in the sense that refers to it as the absence of soul. In a figurative way, that's what I'm saying.

El asunto es que a veces pienso si en verdad la gente está conmigo porque me conoce y me convertí en su amiga como cualquier persona podría hacerlo. El hecho de no sentirme especial es gracioso tanto como extraño. A lo que voy es que la gente suele sentirse predestinada a ubicar tal lugar en la vida del otro, cosa que no es así. Yo no lo siento así al menos, pero sí sé que ciertas personas son especiales para mí y que quisiera saber para quién yo soy especial... para quién significo algo de verdad y no soy solamente una amiga más, una chica que conocí, una flaca copada (o no), una pelotuda, so on and so forth.

Esto es lo que causa ver una sitcom en Sony cuando podrías estar descontando páginas de un libro tan poco nutritivo como la misma (es que el arroz no es la gran cosa, you know). El asunto es que las sitcom tienen lo suyo. Si las mirás bien no son tan felices como pensabas. Y esta en especial... me gusta bastante, aunque la actriz me exaspere.

Pero ella se pregunta si en verdad la quieren por la nueva ella y no porque el otro necesita de una persona. Es que a veces...

lunes, 3 de noviembre de 2008

It is the journey that matters.

Yo sé que los sentimientos no se entierran. Si los enterrás con la esperanza de olvidarlos, tienen el 90% de probabilidad de convertirse en zombies en menos de lo que crees. Además, a los que eran mujeres bonitas, vestidas de gala y esperando a su hombre, los gusanos les corroen la carne, las desfiguran y les corroen la tela. Se convierten en muertos vivos, en aquellos que vuelven de vez en cuando e intentan absorberte la mente, en esperanzas de vivir un poco más a costa tuya. Por otro lado, ¿cuál es el punto de negarlo? Es decir, el acto de tirarles tierra encima, de taparlos y esconderlos, no es más que autoprotección contra un imposible. Pero... ¿si empezamos a no negar lo que sentimos? ¿Sería tan grave? El problema es que al no negarlo, corremos el riesgo de que nosotros mismos nos delatemos. Porque, como dijo Orwell por ahí, la mejor manera de ocultar un secreto es ocultárselo a uno mismo.
El aire caliente que traspasa la ventana me duerme más que me despierta. Incluso después de una siesta ¿reparadora?. Nada puede repararme, ¡ja!

A lo que iba. Yo extraño, ¿no? Soy una persona que necesita del otro. ¿Pero vos me extrañarás? O sea, mandarme un sms no es extrañarme, ni necesitarme, es no tener ganas de estar solo. Utilizarme. Sí, esa palabra queda mejor. Y vos, ¿qué pensarás cuando me mirás? En esos momentos en donde te quedás colgado y te pregunto "¿Qué mirás boludo?" y me río. ¿Qué verás? ¿Belleza? ¿Algo que podrías tener y no te animás a reclamar? Podrías hacerlo y me derretiría como un helado al sol, pero no creo que lo sepas enjaulado allí. Algún día te voy a encontrar y va a ser tarde... No creo que vayas a arrepentirte, pero quizás suspirar, como yo suspiro ahora.