miércoles, 31 de diciembre de 2008

Mayor Arcana XIII: Death.

Darling, give me your absence tonight.
Take the shade from the canvas and leave me the white.
Let me sink in the silence that echoes inside.
And don't bother leaving the light on...

Cuz I suddenly feel like a different person;
From the roots of my soul come a gentle coercion.
And I ran my hand over a strange inversion,
A vacancy that just did not belong.
The child is gone.

lunes, 29 de diciembre de 2008

En Plural.

Okey. Empezemos a relatar por el hecho de que soy una adolescente excedida de peso. Sí, gorda. Me gusta comer, ¿cuál hay? Dejen de lado cualquier doble sentido estúpido.

A lo que voy es, que nosotras, las gorditas, las rechonchitas, no sentimos feas. Sí. Horribles. ¿Lo somos? No, claro que no. Todos somos hermosos (este pseudo dogma tiene sus reservas, ojo), al menos así pienso yo. Claro que físicamente hablando puede ser otra cosa, más que nada a los ojos ajenos. Más especificamente, de los hombres actuales.

¿Qué carajo buscan, eh? Criaturas completamente visuales. Horribles. Los detesto, pero los amo. Porque, mal que me pese, me encanta su simpleza, como a cualquier mujer. Pero se me olvida que más que una mujer soy una semi-orca, sólo por tener unos cuantos kilos encima que no deberían estar ahí.

Y una cuando llora se pone a pensar. Porque lloramos, sí. No es nada gracioso partirnos el corazón ni usarnos de placebos, porque somos más sensibles al rechazo que cualquiera de ustedes, malditos manipuladores de género masculino. Y es que sí, cada vez que nos dejen, que nos basureen, que prefieran a otra, no va a ser porque las cosas no van más, sino porque tuvieron acceso a un culo de clase más alta.
Es que somos las sobras, las que no sirven ni para un garche. Parece que nuestros sentimientos no valen. Nadie puede enamorarse de nosotras, porque nadie se fija en nosotras para empezar. Pasamos desapercibidas por el corazón (o los ojos, o la pija) masculina en el 99,99% de los casos.

¿Y nos quejamos? No con terceros, no. Nos quejamos comiendo más, fumando más y haciendo menos ejercicio del que deberíamos. Porque somos criaturas de excesos. Exceso de peso, exceso de comida, exceso de vicios, exceso de sentimientos encapotados y cosas que no queremos decir, exceso de miedos.

Qué personas más miedosas que somos. Qué horriblemente predecibles. Y sin embargo, todos los años de total discriminación en cualquier ámbito nos hacen más fuertes. Más fuertes para poder soportar el dolor que nos causa cualquier relación social, más fuertes para poder decir "sí, yo quiero más" cuando nos sentimos para el orto y solamente nos queremos ahogar en nuestras lágrimas de cocodrilo sintiéndonos unas pelotudas por dejar que tales trivialidades del mundo físico-material nos afecten de manera tan profunda.

Lo que más queremos es que nos quieran por lo que somos. Así como somos. Que no intenten cambiarnos. En el packaging que venimos. Y además nos gustaría que estuvieran ansiosos de abrir el paquete, y que no fuera más que un petitorio estúpido de chica fea.
Porque no somos chicas feas.
Somos seres sensible con infinita capacidad de amar.
Y es que nadie lo valora en el siglo XXI. El amor ya no significa nada más que un culo, unas tetas y panza chata. Esa es la definición de amor a primera vista que podríamos considerar aplicar a un ente macho de especie homo sapiens sapiens.
Qué horriblemente patético.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Argucia.

Tenía una gran capacidad para hacerme sonreír los días de sol, con sus chistes malos. Solía agradarme la forma que tenía de hablar, sus ojos através de los míos. El color de su voz y el aroma de sus palabras. Aprendí de él, como cualquiera aprende de un maestro. Ese dogma que lo hace a uno encapsularse dentro de supuestas verdades, dejando de lado la física cuántica y demás. Pero las cosas fueron raras, y sus ensenanzas dispuestas muy lejos del alcanze de mi mente, como si intentase ganar un juego sin haberlo empezado.

Y en tal caso, yo no sabía jugar, ni hubiera querido seguir ningún tipo de tutorial auto-explicativo (ja, como si las personas viniesen con uno así... Cuánto más fácil sería todo).

Uno tiende a idealizar a sus profesores, ¿no? Al menos eso me pasó siempre. Él todo lo sabía, eso estaba claro. Toda pregunta era respondida, toda duda explicada, y cualquier engaño desvelado por obra de su razón, su conocimiento infinito del mundo.

Ahora, me separa un lago temporal en donde me ahogaría si quisiese volver. Me alegra haberlo conocido, a mi maestro, pero me pregunto cuánto más podría haberme ayudado en vano. O cuánto podría haberlo ayudado yo. Las cosas eran en verdad al revés de lo que yo pensaba, y ni siquiera él notaba tal cosa. En fin. Cada cual es un viaje sin retorno y un laberinto sin salida, pero algunos conocen pasajes secretos. Esos que nosotros escogemos, claro está. Y aún a través del antiguo desierto que me impide acceder por completo a mis recuerdos, logro preguntarme si tengo aún la llave aquella que abre todas sus puertas. Porque sé que mientras él siga teniendo la mía, nadie más podra descifrarme y nadie más podrá reconocer en mí, más que la sombra de un alma.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Keep on Pretending.

Love is a flame that can't be tamed, and though we are it's willing prey.
My darling, we are not the ones to blame.

Es en mi sangre que fluye, con sus alas negras y su aliento gélido. Es en mi sangre que ve, que siente y que vive. Es en mi sangre que escucha los gritos. Es en mi sangre que degusta el polvo y la sed.
Es en mi carne que afila sus pezuñas. Es en mi carne que desgarra. Es en mi carne que destroza. Es en mi carne que muerde, arranca. Es en mi carne que revive y explota.

jueves, 4 de diciembre de 2008

I guess.

10 things you wish you could say to ten different people right now:

1) Para de confundir, porque es idiota, ¿estamos? Las cosas como son. Y si soy nada más que eso, está bien, pero no metás boludeces en el medio. Aunque empiezo a caer en la trampita básica como la mejor.

2) Tu terquedad es admirable. Admirablemente pelotuda. Y nunca te amé de verdad.

3) No me abraces más de esa forma, porque no respondo de mí.

4) Admití o no admitas. Dejá o no dejes. Pero decidite.

5) Ya no me molesta recordarte.

6) Nunca vas a cambiar tu forma de ser. No hasta que resuelvas tu falta de cariño.

7) No quiero perder contacto con vos.

8) No tenés chance, pibe, así que dejá de hinchar las pelotas.

9) Estás lejos de mí ahora, y quisiera que vuelvas. Te quiero, pelotuda, y sé que estás mal. Ahora, hablame, porque si no me hablás no puedo ayudarte.

10) Que estés triste, sólo me pone triste a mí. Deberías dejar el vicio, porque el nihilismo nada trae consigo.

09 things about yourself:

1) Tiendo al vicio.

2) Soy colgada por naturaleza.

3) Después de bañarme, suelo andar en bolas por la casa.

4) Tengo un despertar horrible.

5) Me molesta perder mi voz por el pucho.

6) Soy vaga.

7) No demuestro tan fácil lo que siento, aunque parezca lo contrario.

8) Soy transparente y predecible.

9) Soy muy insegura.

08 ways to win your heart:

1) Saber que se regala.

2) Los pequeños gestos son los que cuentan.

3) Las cosas se demuestran con acciones.

4) Mantener el contacto, a pesar de las mareas temporales.

5) Poder razonar conmigo en delires impresionantes.

6) Hacerme sentir cómoda.

7) Lograr que me sienta apreciada de verdad.

8) Ser consecuente.

9) Poder apreciar lo que hago por el otro.

07 things that cross your mind a lot:

1) El mundo se va al carajo.

2) Debería dejar de fumar.

3) Tendría que, pero no quiero.

4) Qué paja me da.

5) Quiero salir ya de este lugar.

6) La tecnología es un mal necesario.

7) No hay tiempo suficiente para leer todo lo que quiero leer.

06 things you do before you fall asleep:

1) Poner el msn en "Away" o cerrarlo.

2) Liberar mi mente de lo malo del día.

3) Concentrarme en esperanzas infundadas.

4) Apagar todas las luces y cerrar puertas y ventanas.

5) Lavar el cenicero.

6) Esperar que el día siguiente sea de sol figurado.

05 people who mean a lot:

1) Carla.

2) Ale.

3) Esteban.

4) Ornella.

5) Marita.

04 things you're wearing right now

1) Pantuflas de Bob Esponja.

2) Remera color bordeaux que era de mi viejo.

3) Boxer de Bob, as well.

4) Ropa interior blanca.

03 songs that you listen to often (currently):

1) I Kissed a Girl - Katy Perry.

2) Socio - Stone Sour.

3) Doll Daga Buzz Buzz Ziggity Zag - Marilyn Manson.

02 things you want to do before you die:

1) Publicar un libro.

2) Amar.

01 confession:

A veces la soberbia me mata.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Sundays don't allways summon sunlight.

Hoy estaba revolviendo el cajón de fotos con mi vieja. Nunca habíamos podido pasar de las dos fotos sin que ella llorara hasta hoy, es decir, después del divorcio.
Cuatro años al fin sirvieron de algo. Se puso mal, sí, pero bueno, no lloró ni se amargó demasiado.

La foto... Un segundo, menos, encapsulado. Un momento enmarcado en una imagen pseudo inmortal. Un recuerdo congelado en un papel. Y estaba pensando, quizás este trauma fotogénico que tengo viene desde allí. Es decir, yo no me acuerdo (o mi mente no quiere acordarse) del pasado en general. Tengo poca memoria de años antes del divorcio. Y la de allí hasta acá es limitada.

Quizás es por eso que mis fotos de ahí hasta acá son pocas.

Por otro lado... Por otro lado. Los dieciséis de noviembre me deprimen.

martes, 11 de noviembre de 2008

Él es Eva y Ella Adán.

Hoy estaba pensando.
Pensando en el hombre y la mujer como entidades en sí mismas.

Lo que quiero decir es que los dos son fascinantes, cada uno a su manera... y no puedo dejar de sopesar la multitud de almas que me rodea y me llena y me atrapa y me devora. Asimismo, el sentimiento de pequeñez se agranda, claro, pero no importa cuando uno delira sobre algo que ya deliraron tantos.

Las mujeres son frágiles en amplios sentidos. Lo sé porque soy una, pertenezo al clan y puedo secretear sobre él. Somos complicadas, vuelteras y demás, aunque cada una con su individualidad se distingue, en el fondo sabemos todo sobre nosotras mismas. Casi ilógico. Estamos plagadas de contrariedades y contradicciones, somos siempre un enigma y nunca decimos todo lo que pensamos, nunca, nunca. Ni la más sincera.

Es común, por otro lado, afirmar la sencillez del hombre, su pragática manera de contemplar la existencia. Pero me son enigmas indescifrables y a mí los misterios me asustan. No puedo confiar, muchas veces, en sus palabras y los siento tan distantes, tan diferentes a mí. No puedo conectar los cables en mi cabeza para entender qué pasa por la suya.

Hablando de otra cosa, muchas veces me siento muy anormal.

Anormal porque expreso lo que siento con total claridad... y los demás parecen no notarlo o no hacer lo mismo. Obviamente que no puedo pretender que el otro actúe como yo, pero uno puede soñar, ¿no? Soñar con entender.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Milena who?

Sometimes I wonder if I'm a real person.

It's a question that crosses my mind often while I try to figure out who I really am inside this mess that fills everything. What I mean is that I tend to be no-one, in the sense that refers to it as the absence of soul. In a figurative way, that's what I'm saying.

El asunto es que a veces pienso si en verdad la gente está conmigo porque me conoce y me convertí en su amiga como cualquier persona podría hacerlo. El hecho de no sentirme especial es gracioso tanto como extraño. A lo que voy es que la gente suele sentirse predestinada a ubicar tal lugar en la vida del otro, cosa que no es así. Yo no lo siento así al menos, pero sí sé que ciertas personas son especiales para mí y que quisiera saber para quién yo soy especial... para quién significo algo de verdad y no soy solamente una amiga más, una chica que conocí, una flaca copada (o no), una pelotuda, so on and so forth.

Esto es lo que causa ver una sitcom en Sony cuando podrías estar descontando páginas de un libro tan poco nutritivo como la misma (es que el arroz no es la gran cosa, you know). El asunto es que las sitcom tienen lo suyo. Si las mirás bien no son tan felices como pensabas. Y esta en especial... me gusta bastante, aunque la actriz me exaspere.

Pero ella se pregunta si en verdad la quieren por la nueva ella y no porque el otro necesita de una persona. Es que a veces...

lunes, 3 de noviembre de 2008

It is the journey that matters.

Yo sé que los sentimientos no se entierran. Si los enterrás con la esperanza de olvidarlos, tienen el 90% de probabilidad de convertirse en zombies en menos de lo que crees. Además, a los que eran mujeres bonitas, vestidas de gala y esperando a su hombre, los gusanos les corroen la carne, las desfiguran y les corroen la tela. Se convierten en muertos vivos, en aquellos que vuelven de vez en cuando e intentan absorberte la mente, en esperanzas de vivir un poco más a costa tuya. Por otro lado, ¿cuál es el punto de negarlo? Es decir, el acto de tirarles tierra encima, de taparlos y esconderlos, no es más que autoprotección contra un imposible. Pero... ¿si empezamos a no negar lo que sentimos? ¿Sería tan grave? El problema es que al no negarlo, corremos el riesgo de que nosotros mismos nos delatemos. Porque, como dijo Orwell por ahí, la mejor manera de ocultar un secreto es ocultárselo a uno mismo.
El aire caliente que traspasa la ventana me duerme más que me despierta. Incluso después de una siesta ¿reparadora?. Nada puede repararme, ¡ja!

A lo que iba. Yo extraño, ¿no? Soy una persona que necesita del otro. ¿Pero vos me extrañarás? O sea, mandarme un sms no es extrañarme, ni necesitarme, es no tener ganas de estar solo. Utilizarme. Sí, esa palabra queda mejor. Y vos, ¿qué pensarás cuando me mirás? En esos momentos en donde te quedás colgado y te pregunto "¿Qué mirás boludo?" y me río. ¿Qué verás? ¿Belleza? ¿Algo que podrías tener y no te animás a reclamar? Podrías hacerlo y me derretiría como un helado al sol, pero no creo que lo sepas enjaulado allí. Algún día te voy a encontrar y va a ser tarde... No creo que vayas a arrepentirte, pero quizás suspirar, como yo suspiro ahora.

lunes, 27 de octubre de 2008

I'm thinking about those days.

Estoy harta de la gente con sus promesas falsas.
Estoy harta de releer mentiras en una conversación vieja (o nueva, también).
Estoy harta de que me engañen, me lastimen.
Estoy harta de que jueguen conmigo.
Estoy harta de que todo lo que me digan sea no más que una falacia a veces inteligente a veces no.
Estoy harta de que los verdaderos sentimientos estén ocultos tras un velo de superficialidad irrompible, inquebrantable e imposible de atravesar ni siquiera en teoría.
Estoy harta de vivir asustada y acomplejada.
Estoy harta de que todos los que me rodean sean temporales.
Estoy harta de revivir pasados muertos y ver zombies en todos lados.
Estoy harta de no poder poner ni un ápice de esfuerzo en nada y cuando lo hago, nada sale bien.
Estoy harta de ser la segundona, la sobra, la que nadie quiere y nadie llama.
Estoy harta de no significar nada para nadie más que una piba, una amiga, una flaca algo boluda, de esas que se deprimen por cualquier cosa y nunca hilan dos pensamientos completos.
Estoy harta de empezar libros y no terminarlos.
Estoy harta de saber mucho y no saber nada.
Estoy harta de sentirme desplazada por el primer soquete que anda por ahí.
Estoy harta de sentirme tan sola y tan acompañada.
Estoy harta de sentirme insulsa, irreparable, rota.
Estoy harta de tener dos caras, de ser tan superficial y tan ególatra.
Estoy harta de pretender cosas que no puedo tener nunca.
Estoy harta de que intenten ayudarme siempre de las mismas maneras infructuosas.
Estoy harta de no poder dejarme ayudar.
Estoy harta de estar en un pozo en forma figurada y que la gente me diga que estoy exagerando aunque quizás lo esté.
Estoy harta de sentirme tan mal todo el tiempo.
Estoy harta de no poder superarme.
Estoy harta de estar harta y estoy harta de odiarme.

domingo, 19 de octubre de 2008

Out of place and time.

¿Soy irracional? ¿Soy tan chica como mi edad dice? ¿O es que aquello solamente denota cuán pequeña soy? Porque soy chica, muy chica. Y me asusta pensar que siendo tan chiquita, tan chiquita, tan chiquita en tantos sentidos, tenga pensamientos tan sinceros acerca de cosas que no son. O que son, pero no deberían ser. Quizás sí me hago la víctima y mi viejo tenga razón. Quizás esté exagerando, es una de mis características. Pero no es normal, ¿o lo es?, que sea tan recurrente. Que las cosas vuelvan sobre sí mismas después de cada charla así. De que me canse, aunque sé que me canso rápido. Por qué debería estar tan casada, si las cosas no son como yo creo que son, o quizás sí o quizás no. O quizás la puntuación es diferente y esto en voz alta suene tan mal como escrito.
Divagues boludos, porque no hay otra manera de decirlo. Son boludos, punto. Quiero dejar de dudar, y quiero que mis promesas tengan fundamento. O al menos poder ser consecuente y dejar las dubitaciones o lo que sea de lado. Mi arte es algo raro, ¿no?, por otro lado. Digo, quizás las caras que pone mi vieja al verlo tienen sentido y son verdaderamente la reacción que tendría cualquier persona normal.
Insisto en el concepto de normalidad. ¿Qué es esto? Tengo 17 pero tengo amigos más grandes. ¿Es que al ser ellos más grandes sólo me convierto yo en más pequeña o en verdad puedo sobrepasar eso y aprender, copiar, escuchar y ponerme a la altura? Quizás debiera no hacer nada. Quizás debiera estupidizarme y volverme una cualquiera. Eso o ser un autómaton. Cada vez que lo pienso y me planteo seriamente eso, sé que no va a poder ser. Que cuando se me pase el mal humor y la emoicidad voy a querer ver a mi gente y que me levanten el ánimo. Y ahí es cuando entra otra cuestión a debatir. ¿Debería ser autosuficiente? Soy muy dependiente, pero la gente no depende de mí. Es unilateral. Y al ser unilateral, estoy en una posición de desventaja. Desvetaja garrafal, diría. Quizás la gente juegue conmigo, quizás no. Quizás de verdad esos abrazos que me dan sean de verdad. Quizás, quizás. Quizás no.
Y el problema está en que si no lo son, ¿dónde quedaría mi cordura? ¿Y mi corazón? ¿Existiría? Este mundo está lleno de falsedades, de dobles sentidos. Y me canso, me canso. Quisiera que todo fuera más lineal, más verdadero y más real. Más real, por sobre todo, en el sentido literal de la palabra, quitando de que provenga de una realidad tan fluctuante como acabo de citar.Porque todo parece tan etero, tan fluído, tan horriblemente volátil. Es imposible volver el tiempo atrás, y las cosas se rompen y se desvirtúan fácil. ¿Qué queda dentro de mi mente cuando cierro los ojos a la verdad? Falacias y citas de libros y música. Y en el negro de mis párpados no puedo ver un fuego que me indique dónde ir. Y me pierdo adentro, me pierdo y encontrar dónde ir es tan difícil como ser consecuente y que mis pensamientos, acciones y contexto coordinen.

martes, 14 de octubre de 2008

La última página.

Cuando uno termina un libro está contento. Aunque el final sea triste, sabe que la historia no sigue, que no hay posibilidad de cambio y que esa fue la resolución final de los acontecimientos. Uno sabe con certeza que no es necesario continuar divagando, que debe quedarse con ello y conformarse. Es casi como terminar un capítulo de una vida, de darlo por cerrado.
Y si el final es feliz es incluso más decepcionante. Es decir, uno tiende al pesimismo, o al menos yo, y esa sorpresa (que no es sorpresa, sino más bien la rotura de una esperanza de realismo en una novela) es la que te tira al suelo dejándote aturdida. Porque los finales felices de los libros no te llegan, y las complicaciones del camino son más intrincadas y las historias lineales no hacen más que ahuecar la realidad, dejando un agujero horrendo e imposible de llenar.
Con sacabocados sacás pedacitos de tu razón para tirarlos, rompiendote el coco, tratando de dislucidar un por qué.
Y no lo encontrás.

No leer bajo ningún concepto.

Creo que esa necesidad por lo agresivo nace de mi necesidad de alejar a lo externo, de aislarme. De miedo. Porque con un ataque agresivo sé que quizás me usen, pero al menos me desean, ¿no? ¿No? Me da cierta certidumbre.
Pero mis inseguridades me inhiben tanto como me abren. Me abren las piernas como una puta cualquiera, pero me contraen los músculos para que me duela la primera embestida. Y el miedo a ese dolor, por más miedo tonto que sea, es un miedo incontrolable. Saber que caminás sobre aire es tan incómodo como mis zapatillas rojas. Es mi lado autista, aquel que prefiere escudarse tras una pantalla, tras un teléfono, tras una capa de grasa, tras un tipo de música, tras un arte revelador. Mi verdadero yo se me escapa, como siempre, y termino sin saber quién soy.
Esa persona con una mochila de preocupaciones encima es tan desconcertante como aquel lado sexualmente dominante que me imprime de vez en cuando, y rompe esa barrera, corre a pesar del peso. Y se cansa, y se duerme, y no despierta más a menos que lo remuevan. Y necesitan que le muevan el colchón en donde se tiró con fuerza, golpearse, para recién ahí gritar un "5 minutos más" que resultan ser nuevamente eternos.
Dónde estoy, adentro de ese nudo de mi garganta, sigue siendo un misterio para mi razón. La típica pregunta horrible de quién uno es. La trascendental, la única verdadera, la única que importa al final de todo.
Y adentro de mis ojos no lo voy a encontrar.
Adentro de mis cavidades menos.
Adentro, adentro. No.
Afuera, en otros, en mi reflejo, en lo externo. Eso me define. El contexto.
Y ¿qué soy sin el contexto? Una masa eterea que fluye por el aire, se desvía, se esparse, se difumina, no tiene límites y no ve razones y no es más que en sí y no es más que en otros. Y no es en ningún lado, en ninguna parte, en ningún lugar, en nadie, en todos, en ninguno.

lunes, 6 de octubre de 2008

Ni.

Esto nadie lo lee. Lo cual me da cierta privacidad. Es genial, en cierto modo. Pero en otro, todo lo que uno escribe lo hace para que otros lo lean. No para que lo admiren, no. Para que sea leído. Confesarse en palabras no sirve si se queda sólo en un escrito que nadie contemplará, que nadie analizará. Es algo egocéntrico, quizás. O simple inseguridad. ¿Sobre qué? Sobre el estilo, sobre su opinión, sobre sí mismo.Cortar con tanta gente me hizo darme cuenta de muchas cosas. Y pasados ya unos cuantos meses puedo decir que extraño un poco su estabilidad. Si bien era enferma, algo que ya no está clama por regresar, sabiéndose imposible. Por otro lado, no me gustaría regresar a aquella época. Quisiera poder ver las cosas desde otro ángulo, quizás. Reencontrarme, como cuando uno deja el colegio (supongo, porque todavía estoy ahí).

Sí, uno extraña a sus ex-amigos, ex-amantes y demás. No sé, sucedieron tantas cosas junto a ellos... Aprendí tanto, me

equivoqué tanto, las vi tanto, las abracé tanto. Las quise tanto. Las amé tanto. Porque las amaba. Sí, como amigas, pero las amaba. Porque eran todo, eran mi círculo, mi mundo, mi gente, mis salidas, mis sonrisas, mis alegrías. Mis tristezas estaban, sí, y ellas sólo las ahondaban sin saberlo; pero creo

que lo hacían de buena fe, el intentar ayudarme desde su posición tan parecida a la mía. Tan desastrosamente, dolorosamente, horrorosamente cierto es el hecho de que nuestro querer no fue suficiente para crecer juntas.Yo crecí para un lado, ellas para el otro. Como cuando uno descompone una fuerza diagonal y nota que es una sino dos fuerzas las que actúan.

Para vos, Magui. La que estaba más cerca, más unida, hasta cierto punto. Sé que no fue tu culpa, que eras (y sos) chica y calentona. Pero no creo que comprendieras hasta qué punto Ann significaba lo que significa para mí. Lo amaba, y vos sabés bien que lo hacía. Pero vos no lo amabas. O lo amabas como ama una chica de 14 años que acaba de empezar su vida. Muy subida al caballo, corazón, a veces. Pero eso no te lo pude decir nunca, porque con el tiempo iba a ser justificado, aunque ni en ese momento ni ahora lo es todavía. Viví con vos cosas que con nadie. Me reí como con nadie. Boludeabamos como pendejas. Y probablemente tener la relación que tenía con vos era solamente una excusa para no crecer. Espero que nos veamos de nuevo alguna vez, dentro de años. Porque sé que sos buena persona, lo sé, lo creo fervorosamente. Y el tiempo hace lo suyo en cada uno de nosotros. Te va a ayudar.

Lía, Dani, lo que sea. Nos peleamos por una relación estúpida que tenías con Cut, Olivia, Gyn, Regina o lo que sea, cómo sea que se llame. Estúpidamente, sí. Necesitaba cortar con eso. Corté con Magui, corté con vos. Fue sistemático, diría. No podía soportar la idea de tenerlas tan separadas a ustedes, casi como extrañas. Vos haciéndola medio mierda a ella, en cierto punto, y ella hasta molestándote a veces. Te creías superior, quizás lo seas en ciertos puntos, pero tu actitud me molestaba de vez en cuando. Loca o no, siempre vas a ser esa amiga con la que compraba cosas de compulsión y coleccionaba mangas y comía pan relleno. Me guardaste tantas cosas... Tantas te guardaste, que creo en cierto punto que eso fue lo que minó la relación y no otra cosa. Mi vida, si querías hablarme de tus problemas, lo hacías y punto. No creo haber sido ni ser una persona cerrada, aunque según vos sea una careta, una estúpida, una desertora. No, las cosas son grises y los extremos no existen. Voy a extrañar compartir salidas al teatro con vos, tomar vodka con jugo a la noche e ir a

visitarte a La Plata como si fuera una salida cualquiera. Cada vez que estoy en el centro y veo el 129 me acuerdo y me dan ganas de tomarlo, con la certeza de que no vas a estar en la terminal, ni yendo para allá y llegando tarde como de costumbre. No voy a poder mandarte un sms para decirte que extraño a Ann (cosa que ya no pasa sino en ciertas madrugadas) solamente para que no lo contestes después alegando que no te llegan, como hacías con Magui. Sos algo egocéntrica, deberías admitir. Aunque nos llamáramos todos los días para ver cómo estábamos y boludear, vos nunca me hubieras dicho todo lo que te pasaba ni cuán mal estabas. ¿Protegerme? No. Querías guardarte cosas para vos, un mundo al cual no tenía acceso. Solamente para después poder reclamarme cosas irreclamables.

Yi, Lo, Ayi. Jajajaja, creo que lo que viví con vos nunca me va a pasar con nadie más. Ni mujer, ni hombre. Mi cuarto no es el lugar para esas cosas, recordame si alguna vez te vuelvo a ver. Te quiero todavía y te extraño. La más colgada, la que menos veía y menos vi. Pero no quita. Con vos no me peleé y yo fui la que le erré infinito al eliminarte, bloquearte y no volverte a hablar.

Fue todo culpa mía, a veces pienso. Pero insisto en que "culpa" no es la palabra, sino "responsabilidad" y mi parte la asumo. No cambiaría nada de lo que viví con ustedes, ni voy a dejar nunca de quererlas. Mi corazón tiene espacio para guardar su lugar intacto. No sé si para que vuelva, porque vuelvo a denotar la imposibilidad del hecho, sino quizás para recordarlas, revivirlas y repensarlas como una buena época y no una oscura. No quiero guardarme lo malo y amargarme, porque tampoco sería justo. No puedo decir que no saqué nada de ustedes, como tampoco que ustedes sacaron nada de mí. Nos quisimos, por un tiempo que pareció una vida (nuestra costumbre de jurar cosas a futuro, de pensarlas infinitas, y luego quemarlas. De vivir la vida a las apuradas, como ciegos en un desierto). Quizás no fue suficiente, pero las cosas se dieron como se dieron y ya no hay quórum para cambiarlas. No hay vía lógica para hacerlo sin retractarse. Y no voy a retractarme de nada, al menos hasta que deje de adherir con mi pensar. Perdono todo lo que me hicieron sufrir, espero que sea recíproco, porque sé que les dolí en algún punto; y espero no haber quedado marcada como una víbora malvada, sino como una persona, una amiga, una compañera. De esas que no vas a olvidar. Porque no las voy a olvidar, por más cursi y estúpido y a promesa falsa que suene. No sé si será así de por vida, no sé si dentro de diez años recordaré sus nombres, sus apellidos, sus historias de vida. Sólo sé lo que ahora siento y percibo y percibí y sentí y eso mismo expreso, como una yugular sangrante.

Lo que más lamento, chicas, es nunca haberles dicho Adiós.

viernes, 22 de agosto de 2008

Texto 1

El piano estaba sucio y manchaba sus dedos al tocar. El polvo, la ceniza de cigarrillo (o de pasado quemado, no podría haberlas distinguido) y demás se adhería a sus dedos como una pegatina usada y rehusada. Las notas disonantes llenaban la pequeña habitación, con un sonido maderoso y terco, intentando recuperar la dignidad perdida junto con la afinación. Pero a él no le importaba demasiado, ya que la música en su mente era límpida, clara como el agua. Incolora, traslúcida. Allí, en aquel mugriento pueblo muerto, muerto como sus manos, muerto como su amante, la cual yacía en la cama adyacente. Sordomuda.

Aquel pájaro cantor que alguna vez había atolondrado a multitudes era ahora apenas una inválida, una sombra, como el caramelo quemado que nadie quiere comer. Una sobra, una frutilla pasada. No podía articular palabra, de sus labios llenos sólo salía ruido. Y en su mente había sólo ruido, ruidos lejanos y apagados, velados ruidos irreales. Las gotas que caían de su rostro nunca habían logrado limpiar el piano, y sus ánimos no tenían instrumento para afinarlo. Devolverle su esplendor a un artilugio creado con el mero propósito de imitar la voz humana hubiera sido un insulto.

Detuvo el frenesí y el silencio se volvió a posar lentamente sobre él y ella y la habitación, como una finísima capa de polvo imperceptible y aún así presente. El silencio de tu mente debe ser aún más abrumador, sobrecogedor, ruidoso que este. Quiero sentirlo, quiero compartir tu pena, amor mío. Pero ella no contestó ni se movió. Retozando, acariciada suavemente por los últimos rayos de un sol viejo, su melena pelirroja y su piel de leche refulgían. Pero tu voz era más grande, mi corazón, mi vida, mi alma, mi música.

Se acercó a ella, evitando la inmundicia que cubría el piso de madera. Ella desentonaba, pensó, como la nota que arruina la sinfonía. Acarició su cuerpo como acariciaría un instrumento, delicadamente, con amor. Ella respondió a su tacto abriendo despacio los ojos y acercándose a él, a su oído, e intentando pronunciar alguna palabra. Pero su lengua hacía meses que estaba melosa, lenta. Ya no recordaba cómo sonaba su voz.

Pero él sí y lloró al escuchar sus patéticos intentos de revivir un pasado que los gusanos habían robado prematuramente. Un pasado exquisitamente dulce, pero ahora amargo. Y él lloró otra vez, como siempre que ella despertaba. Y ella también lloró, porque no hubiera sabido qué otra cosa hacer. Lloraron juntos y se abrazaron y se besaron y se amaron, aún bajo el ala de la desgracia.

No puedo verte más así. No puedo soportar no escucharte. Si no puedo hacerlo, nada que pueda oír tiene valor para mí, princesa. Decía posando su mano mugrienta sobre el rostro de ella, que seguía llorando.

Se paró bruscamente, acercándose a la ventana sin dejar de mirarla, y sin pensarlo ya más se incrustó los dedos de un solo impulso dentro de la oreja.